8 de septiembre de 2008
Asco
Hace unos días nos burlábamos (aunque con un título un poco críptico, vamos a reconocer) de esta tapa del gran diario argentino:
Un gran esfuerzo, por parte de los amigos del Clarinete, de evitar responder las cinco preguntas básicas en una noticia: qué, quién, cuándo, dónde y por qué. Eso, en inglés, son las cinco W, y de ahí el chiste.
Ahora bien, mucho más destacable (y no lo posteé antes por falta de tiempo) es esta hermosa tapa de La Razón:
Los docentes entran en paro. Los cocineros se adhieren en solidaridad. Los chicos no comen, pero la culpa es de los docentes, no de los cocineros. Esto es: si uno va caminando por la calle, se resbala y se cae, y un automovilista se distrae por la caída y choca, la culpa del choque es del peatón, no del automovilista. Y esto en una lectura muy, muy liviana.
Al fin y al cabo, ¿quién tiene la culpa de que los chicos no almuercen? ¿Los maestros que paran? ¿Los cocineros que se adhieren al paro? ¿O los que le pagan monedas a maestros y cocineros? ¿Serán los mismos que hacen poco y nada por que las escuelas públicas sean cada vez más centros de enseñanza y menos comedores? ¿Los mismos que no hacen nada por que los chicos dejen de depender de esa copa de leche diaria?
Según La Razón, parar está mal. Hacer uso del derecho constitucional a reclamar por una recomposición salarial hace que los chicos se mueran de hambre. No importan las causas: importan las consecuencias, así sean tiradas de los pelos.
Si los trabajadores del neumático cortan la ruta para reclamar por la reincorporación de compañeros despedidos y por sus paupérrimas condiciones de trabajo, esa no es la noticia. La noticia es el caos de tránsito en la ruta. La noticia es el conductor enojado porque llega media hora tarde a su casa.
¿Y si nos dejamos de joder?
Un gran esfuerzo, por parte de los amigos del Clarinete, de evitar responder las cinco preguntas básicas en una noticia: qué, quién, cuándo, dónde y por qué. Eso, en inglés, son las cinco W, y de ahí el chiste.
Ahora bien, mucho más destacable (y no lo posteé antes por falta de tiempo) es esta hermosa tapa de La Razón:
Los docentes entran en paro. Los cocineros se adhieren en solidaridad. Los chicos no comen, pero la culpa es de los docentes, no de los cocineros. Esto es: si uno va caminando por la calle, se resbala y se cae, y un automovilista se distrae por la caída y choca, la culpa del choque es del peatón, no del automovilista. Y esto en una lectura muy, muy liviana.
Al fin y al cabo, ¿quién tiene la culpa de que los chicos no almuercen? ¿Los maestros que paran? ¿Los cocineros que se adhieren al paro? ¿O los que le pagan monedas a maestros y cocineros? ¿Serán los mismos que hacen poco y nada por que las escuelas públicas sean cada vez más centros de enseñanza y menos comedores? ¿Los mismos que no hacen nada por que los chicos dejen de depender de esa copa de leche diaria?
Según La Razón, parar está mal. Hacer uso del derecho constitucional a reclamar por una recomposición salarial hace que los chicos se mueran de hambre. No importan las causas: importan las consecuencias, así sean tiradas de los pelos.
Si los trabajadores del neumático cortan la ruta para reclamar por la reincorporación de compañeros despedidos y por sus paupérrimas condiciones de trabajo, esa no es la noticia. La noticia es el caos de tránsito en la ruta. La noticia es el conductor enojado porque llega media hora tarde a su casa.
¿Y si nos dejamos de joder?