Repercusiones sobre el post anterior
En primer lugar, quiero agradecer a la siempre atenta Daniela, que confirmó una teoría que rondaba mi cabeza hace un tiempo: Infobae y 26noticias se copian entre sí. El mismo artículo sobre el golden boy tucumano en el portal de Hadad se puede leer acá.
Bueno, la cosa es que apareció el artículo que dio origen a todo esto: una crónica publicada ayer en el diario salteño El Tribuno. Crónica que, francamente, supera por lejos a la de sus colegas capitalinos y me hizo recordar ciertos comentarios sobre el periodismo rural hechos por la misma Daniela hace un tiempo. Lean y disfruten.
Al mejor estilo de la película inglesa The Full Monty, en la que un grupo de hombres protagonizaba un show nudista en un pueblo conservador, el fin de semana pasado, los rosarinos asistieron al primer espectáculo erótico masculino de su historia, organizado por el boliche "La Luna", ubicado en pleno centro de la ciudad.
La propuesta fue publicitada durante varios días en todas las localidades del departamento, anunciando a un trío de dos sensuales girls y un supermacho golden boy tucumanos.
El día del estreno, desde muy temprano, "La Luna", situada en calle 25 de Mayo, apareció rodeada de mujeres de las más variadas edades y condiciones socioeconómicas. Eran tantas, que los varones no podían dar crédito a lo que ocurría.
Como era de esperar, las damas coparon las mejores ubicaciones y los hombres, en absoluta desventaja numérica, debieron ubicarse en las últimas gradas, observando la algarabía de madres, tías, novias, hermanas y desconocidas que gritaban a voz en cuello y aplaudían, desesperadas, exigiendo el inicio del show.
La estrella
Llegado el momento y sin muchas vueltas, el trío de danzarines eróticos subió al escenario encabezado por un streaper (sic), acompañado por dos damiselas, las que hacían de asistentes. El muchacho, musculoso, haciendo movimientos cimbreantes no defraudó a las chicas, que bregaban por colocarle billetes en el elástico de sus calzoncillos tipo cola less que demostraban que se trataba de un sujeto superdotado.
Después de recorrer el escenario el golden boy comenzó a menearse sobre los rostros de sus fans, que de los gritos habían pasado a aullidos y jadeos, mientras los varones, en silencio, pegados a la barra, bebían sin solución de continuidad y comenzaban a preguntarse de dónde había salido ese patovica libidinoso. "Es tucumano, contestó uno de los mozos".
El dato no hizo más que calentar más el ambiente, ya que, como dice el dicho "no hay peor cosa que la victoria del vecino en tu propia casa". Pero los aplausos de las mujeres seguían creciendo y más de una gritaba "¡papito, papito!" y cosas por el estilo. Por ello, un grupo de muchachos decidió avanzar hacia la primeras fila para ver cómo venía la mano con el semental tucumano.
En esos momentos y cuando las chicas pedían más y más al streaper, ocurrió lo inesperado: el bailarín se metió las manos en la entrepierna y extrajo, como un mago lo hace con un conejo desde una galera, una prótesis peniana de 35 centímetros, confeccionada en un material símil carne. Y comenzó a agitarlo como si fuese propio mientras el bullicio feminil se hacía infernal.
Algunos dicen que en esos momentos, el sujeto se sacó la tanga y quedó como Dios lo echó al mundo, aunque nadie puede asegurarlo, habida cuenta del caos que existía.
Los varones no aguantaron más y corrieron hacia las puertas de "La Luna" para exigirle a los policías que custodiaban el lugar que pusieran orden, obligaran a vestirse al tucumano y le quitaran el desproporcionado miembro viril falso que blandía como un florete.
Así ocurrió y aunque no hubo detenciones y no se sabe a dónde fue a parar el aparatejo de la discordia, los uniformados labraron un acta y el sumario posterior cayó en manos del juez de instrucción formal 2 de Metán, Mario Dilascio.
Tras leer el expediente, el magistrado miró atónito a los sumariantes y mandó a tomarles declaraciones testimoniales a los dueños del boliche, ya que a esa altura el trío tucumano había regresado a su base con las alforjas llenas gracias a las ardientes rosarinas.
El sumario, que en su leyenda aún dice "a caratular", está en manos del oficial Walter Mamaní y se encuentra en la Comisaría de Rosario de la Frontera, cuyo jefe, el comisario Héctor Cardozo, mandó a decir a los vecinos que los espera para recibir sus denuncias. Sin embargo, hasta ayer nadie se presentó para asegurar que se vio afectado por el show del streaper tucumano.
Aplausos.
Bueno, la cosa es que apareció el artículo que dio origen a todo esto: una crónica publicada ayer en el diario salteño El Tribuno. Crónica que, francamente, supera por lejos a la de sus colegas capitalinos y me hizo recordar ciertos comentarios sobre el periodismo rural hechos por la misma Daniela hace un tiempo. Lean y disfruten.
Al mejor estilo de la película inglesa The Full Monty, en la que un grupo de hombres protagonizaba un show nudista en un pueblo conservador, el fin de semana pasado, los rosarinos asistieron al primer espectáculo erótico masculino de su historia, organizado por el boliche "La Luna", ubicado en pleno centro de la ciudad.
La propuesta fue publicitada durante varios días en todas las localidades del departamento, anunciando a un trío de dos sensuales girls y un supermacho golden boy tucumanos.
El día del estreno, desde muy temprano, "La Luna", situada en calle 25 de Mayo, apareció rodeada de mujeres de las más variadas edades y condiciones socioeconómicas. Eran tantas, que los varones no podían dar crédito a lo que ocurría.
Como era de esperar, las damas coparon las mejores ubicaciones y los hombres, en absoluta desventaja numérica, debieron ubicarse en las últimas gradas, observando la algarabía de madres, tías, novias, hermanas y desconocidas que gritaban a voz en cuello y aplaudían, desesperadas, exigiendo el inicio del show.
La estrella
Llegado el momento y sin muchas vueltas, el trío de danzarines eróticos subió al escenario encabezado por un streaper (sic), acompañado por dos damiselas, las que hacían de asistentes. El muchacho, musculoso, haciendo movimientos cimbreantes no defraudó a las chicas, que bregaban por colocarle billetes en el elástico de sus calzoncillos tipo cola less que demostraban que se trataba de un sujeto superdotado.
Después de recorrer el escenario el golden boy comenzó a menearse sobre los rostros de sus fans, que de los gritos habían pasado a aullidos y jadeos, mientras los varones, en silencio, pegados a la barra, bebían sin solución de continuidad y comenzaban a preguntarse de dónde había salido ese patovica libidinoso. "Es tucumano, contestó uno de los mozos".
El dato no hizo más que calentar más el ambiente, ya que, como dice el dicho "no hay peor cosa que la victoria del vecino en tu propia casa". Pero los aplausos de las mujeres seguían creciendo y más de una gritaba "¡papito, papito!" y cosas por el estilo. Por ello, un grupo de muchachos decidió avanzar hacia la primeras fila para ver cómo venía la mano con el semental tucumano.
En esos momentos y cuando las chicas pedían más y más al streaper, ocurrió lo inesperado: el bailarín se metió las manos en la entrepierna y extrajo, como un mago lo hace con un conejo desde una galera, una prótesis peniana de 35 centímetros, confeccionada en un material símil carne. Y comenzó a agitarlo como si fuese propio mientras el bullicio feminil se hacía infernal.
Algunos dicen que en esos momentos, el sujeto se sacó la tanga y quedó como Dios lo echó al mundo, aunque nadie puede asegurarlo, habida cuenta del caos que existía.
Los varones no aguantaron más y corrieron hacia las puertas de "La Luna" para exigirle a los policías que custodiaban el lugar que pusieran orden, obligaran a vestirse al tucumano y le quitaran el desproporcionado miembro viril falso que blandía como un florete.
Así ocurrió y aunque no hubo detenciones y no se sabe a dónde fue a parar el aparatejo de la discordia, los uniformados labraron un acta y el sumario posterior cayó en manos del juez de instrucción formal 2 de Metán, Mario Dilascio.
Tras leer el expediente, el magistrado miró atónito a los sumariantes y mandó a tomarles declaraciones testimoniales a los dueños del boliche, ya que a esa altura el trío tucumano había regresado a su base con las alforjas llenas gracias a las ardientes rosarinas.
El sumario, que en su leyenda aún dice "a caratular", está en manos del oficial Walter Mamaní y se encuentra en la Comisaría de Rosario de la Frontera, cuyo jefe, el comisario Héctor Cardozo, mandó a decir a los vecinos que los espera para recibir sus denuncias. Sin embargo, hasta ayer nadie se presentó para asegurar que se vio afectado por el show del streaper tucumano.
Aplausos.
1 Comments:
Gracias. Alucinante.
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